en un ínfimo instante... de su existencia,
siendo un a penas nada de su esencia,
me ofrece el cielo para gozar, en edad madura.
Acaricia mi recuerdo y mi añoranza,
para que me sienta contento y enardecido
y amorosamente me ha permitido,
que mi mente esté con ella en bella danza.
Mi princesa la nombre y es más que eso,
para este humilde mortal que la idealiza,
mientras su pensamiento cada día se desliza,
de mi aldea a su capital a ofrecerle un beso.
B.G.C. 25/01/2011
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